Socramonte
El viernes pasado en Caja Granada Centro Cultural dí lectura de ciertos poemas míos y hablé sobre el folclore y diversidad cultural de México que se refleja sobretodo a través de los grupos étnicos y sus lenguas, las fiestas y la artesanía, la comida y las bebidas, los bailes y la música. Al finalizar decidí leer un poema como una suerte de agradecimiento a Granada y a su gente tras el buen recibimiento y las gratas experiencias durante toda mi estancia. El final se acerca.
De barrio en barrio
cuevas de madrugada,
rostros de almunia y
labios de talante nómada.
De empedrada al viento,
entre tragos y piel de luna,
se detiene el amado, clama:
¡Tacto de nube y lluvia!.
Del sol de media noche o tal vez
del azul profundo,
un breve respiro de tiempo
un sueño gitano predicho.
Ese mismo día Christelle, Pauline y yo salimos el viernes por la noche hacia las costas de Almería. Nos fuimos por la autovía, un tío alemán -supongo- nos rebasa a pesar de ir nosotros a 150 km/h cuando el límite marcado era 120. Christelle conduce con toda la tranquilidad y seguridad del mundo. Ella me asegura que en Francia los autos corren a esa velocidad regularmente. Lo que ignora son los puntos que le faltan para que le retiren su permiso de conducir. Debíamos alcanzar a Juan Antonio, Eva y Donovan -amigo californiano- en el marco de la festividad de San Juan, que se celebra en la playa a media noche con los amigos o la familia a lado de una grande fogata, una barbacoa y algunos galones de cerveza o vino. El rito consiste en que las personas se deben meter al mar para purificar su alma y dar siete brincos sobre las fogatas para que se logren concretar sus deseos. Llegamos pasados la media noche, Christelle sacó la cachimba, celebramos y nos amanecimos en la playa.
Al día siguiente nos dirigimos a Cabo de Gata entre algo de hambre y cansancio. Al llegar, algunos comimos aguja, otros calamar y otros más decidieron comer en otro lugar. Permanecimos toda la tarde y tras no conseguir piso, albergue o lugar donde dormir, nos fuimos hacia Mojácar -pueblo andaluz montado sobre un monte peñascoso-.
He de enfatizar los gratos y sorprendentes momentos entre canciones, dichos, anécdotas y fuertes discusiones. Sin duda valiosos momentos entre palabras y formas de ser andaluces. Deseo realizar una mención aparte de nuestro buen amigo Paco, miembro del Partido Comunista, quien nos acompañó con célebres canciones populares y revolucionarias, así como relatos de la España aguerrida y republicana.
De barrio en barrio
cuevas de madrugada,
rostros de almunia y
labios de talante nómada.
De empedrada al viento,
entre tragos y piel de luna,
se detiene el amado, clama:
¡Tacto de nube y lluvia!.
Del sol de media noche o tal vez
del azul profundo,
un breve respiro de tiempo
un sueño gitano predicho.
Ese mismo día Christelle, Pauline y yo salimos el viernes por la noche hacia las costas de Almería. Nos fuimos por la autovía, un tío alemán -supongo- nos rebasa a pesar de ir nosotros a 150 km/h cuando el límite marcado era 120. Christelle conduce con toda la tranquilidad y seguridad del mundo. Ella me asegura que en Francia los autos corren a esa velocidad regularmente. Lo que ignora son los puntos que le faltan para que le retiren su permiso de conducir. Debíamos alcanzar a Juan Antonio, Eva y Donovan -amigo californiano- en el marco de la festividad de San Juan, que se celebra en la playa a media noche con los amigos o la familia a lado de una grande fogata, una barbacoa y algunos galones de cerveza o vino. El rito consiste en que las personas se deben meter al mar para purificar su alma y dar siete brincos sobre las fogatas para que se logren concretar sus deseos. Llegamos pasados la media noche, Christelle sacó la cachimba, celebramos y nos amanecimos en la playa.
Al día siguiente nos dirigimos a Cabo de Gata entre algo de hambre y cansancio. Al llegar, algunos comimos aguja, otros calamar y otros más decidieron comer en otro lugar. Permanecimos toda la tarde y tras no conseguir piso, albergue o lugar donde dormir, nos fuimos hacia Mojácar -pueblo andaluz montado sobre un monte peñascoso-.
He de enfatizar los gratos y sorprendentes momentos entre canciones, dichos, anécdotas y fuertes discusiones. Sin duda valiosos momentos entre palabras y formas de ser andaluces. Deseo realizar una mención aparte de nuestro buen amigo Paco, miembro del Partido Comunista, quien nos acompañó con célebres canciones populares y revolucionarias, así como relatos de la España aguerrida y republicana.