miércoles, junio 21, 2006

El dios del testimonio

Para este alumbramiento al que asistimos,
del mundo en su belleza y su fracaso,
nos hace falta un dios del testimonio.
Toda esta ruina y todo este esplendor,
mientras se incendian en la misma llama,
piden en su existir un confidente.
Esta canción tan triste y tan hermosa
requiere para sí su semejante:
la música de un dios resuelto en música.
Para este dar a luz en las tinieblas,
nuestra incredulidad busca a alguien crédulo,
un cómplice profundo y emotivo
que pueda conmoverse hasta las lágrimas,
cuando en su altura, gélido, nos mire
y sienta con su orgullo el desencanto
tal y como nosotros lo sentimos.
Esta magnificencia inmensurable
quisiera reducirse a una palabra
escrita por un vasto dios del verbo
en la absoluta lengua de las lenguas.
Nos hace falta
un dios en multitud,
un dios en intelecto,
un dios nosotros,
un dios sin dios que asista a nuestra obra,
un dios de inexistencia,
un dios testigo,
una memoria dios que nos explique,
un álgebra en su dios que nos incluya.

Alguien ha de quedar para mañana,
cuando esta cremación se haga cenizas
y siga de otra forma nuestro viaje.

Carlos Marzal

Carlos Marzal. Valencia, 1961. Filólogo Hispánico por la Universidad de Valencia. Inscrito en la llamada Poesía de la experiencia, es profesor de literatura en el Instituto Puerto de Sagunto y ejerce como crítico literario en el ABC Cultural. Su obra ha sido galardonada, entre otros, con los siguientes premios: Premio de la Crítica 2002, Premio Nacional de Poesía 2002, por «Metales Pesados» y en el 2003, Premio Loewe por «Fuera de mí». Ha publicado «El último de la fiesta» (1987), «Cuatro noches» (1988), «La vida de frontera» (1991), «Los países nocturnos» (1996) y «Poesía a contratiempo» (2002), así como la traducción al castellano de «Andén de cercanías» (1995), del poeta catalán Enric Sòria.

3 Comments:

Blogger Luis Amézaga said...

El dios que se mueve entre las sienes, que se puso hacernos a su semejanza, y acabó hecho a la nuestra.

9:24 a.m.  
Blogger Paco said...

Ya sabeis lo que dicen los hebreos "estudiar a Dios para conseguir doblarle el espinazo".

Saludos de un Granadino.

5:06 p.m.  
Blogger Lo-que-serA said...

No solo son bellas las palabras, también es el testimonio de una generación. Gracias por presentarnos a este poeta, Citoyen. Abrazos.

8:16 p.m.  

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