jueves, agosto 17, 2006

Apago luces

Dicen algunas lenguas
que con enredaderas
me atas a la sepultura,
que tus brazos me ocultan
el tembloroso brillo
que brota de la estrella.

Que revuelves la tierra,
la entibias con tus manos
y apañas la esperanza
de entregarle mis huesos.
Esas palabras negras
son como aguas revueltas
en ríos de venganza.

Yo apago luces, cierro llaves
y bailo trescientas horas contigo
al son de las campanas.
El silencioso tiempo
se mueve a nuestro lado,
me asomo a sus espejos
y no me reconozco.
¿Acaso estoy para agonías
con esta sangre ardiendo?

María Elena Cerecero